lunes, 2 de noviembre de 2009

Comunidad edificio, cuerpo, esposa

Somos edificio, cuerpo y esposos en Cristo.

Cada uno de nosotros se debe centrar en la vida comunitaria.

Efesios 2, 19-22.

Todo el misterio de la Iglesia està en la comunidad. La comunidad (Iglesia) San Pablo nos la presenta como:

EDIFICIO
CUERPO
ESPOSA

1. LA COMUNIDAD EDIFICIO.

EFESIOS 2, 19-22.

Designa el lugar y la comunidad misma.

En ella se nos presentan 3 arquitectos.

EL PADRE: Quien soñó desde siempre la comunidad. Al yo pertenecer a ella, me vinculo al sueño eterno de Dios: formar la comunidad santa y escogida por Dios.

CRISTO: Es la piedra angular que desecharon los arquitectos.

EL ESPÍRITU SANTO: Él es quie vivifica el edificio, lo mantiene en buen estado, en buen uso, lo une y lo articula.

Cuando hablamos de la comunidad como edificio, indica que se nos llama a ser constructores. Cada uno de nosotros somos constructores. 1 Corintios, 3, 9 a 13.
Somos colaboradores de Dios. Por eso, hay que mirar nuestra propia vida y ver como construye cada uno, pues la obra de cada uno aparecerá y se tiene que notar.
Pero en la construcción también se dan estafas: puede ser que construyamos en falso. Por eso, no basta la bondad: es importante LA INTENCIÓN, que es como la plomada en la construcción.
Colosenses 3, 23.
1 Corintios 10, 31.
Gálatas 1, 10.
La intención verdadera la encontramos en Cristo, que es la piedra angular, la columna principal que sostiene la comunidad. Cabe preguntarnos: ¿qué motivaciones tengo para pertenecer y construir esta comunidad? ¿Qué me motiva a reunirme allí?
La comunidad es una anti-Babel. Génesis 11,9: cada uno buscaba sus propios intereses, su propia fama. En la comunidad, todos buscamos a Cristo y solo a Él. Por eso, hay que sentir la comunidad como propia.

2. LA COMUNIDAD CUERPO.

1 Corintios 12, 12-30.
Somos un solo cuerpo.
Esta figura del cuerpo se compone de: la unidad y la diversidad.
La unidad se da en que un solo Señor nos convoca, un solo bautismo nos incorpora y una sola fe vivimos. Estas tres cosas crean la unidad con la fuerza del Espíritu de Dios.
Diversidad: ésta se manifiesta en el carisma de cada uno, en la condición de cada uno. Por ejemplo: los sacramentos son dados a todos para provecho de cada uno, y los carismas son dados a cada uno para provecho de todos. Esto nos reclama urgentemente vivir una espiritualidad comunitaria.
En un solo cuerpo, el Espíritu nos une en modo vital.
La unidad ya está hecha por el Espíritu Santo; nosotros tenemos que realizarla por medio del Amor.
Pensemos qué cosas matan la unidad: la crítica, el orgullo, la envidia.
Pentecostés se vuelve a realizar cuando nos amamos (anti-Babel).
Cuando hay amor, vivenciamos la unidad del Espíritu Santo en nosotros. Por tanto, el carisma de cada uno se debve volver de todos: lo que yo tengo le pertenece a otro, lo que el otro tiene, me pertenece.
Hechos 2, 43-47.
Efesios 4, 4.
Colosenses 3, 15.
Efesios 5, 23.
Colosenses 1, 18.
Efesios 1, 12.

3. LA COMUNIDAD ESPOSA.

Efesios 5, 25-32.
El matrimonio cristiano es el símbolo y la realidad clara del matrimonio de Cristo con la Iglesia: así como se entrega el esposo... así Cristo lo hizo por la Iglesia.
Cristo no ama a la Iglesia o a la comunidad porque sea santa; la ama porque quiere que sea santa.
Así, Cristo no me ama porque sea santo; sino porque quiere que sea santo.
Es importante que tengamos un fuerte sentido comunitario para crecer en el amor y fomentar la cultura del amor que se ha perdido en la época actual.
Tener en cuenta la primacía de la santidad.

El mejor evangelizador es el santo.

lunes, 28 de septiembre de 2009

Un solo corazón, una sola alma

UN SOLO CORAZÓN UNA SOLA ALMA

Hechos 20, 28
1 Corintios 1, 10
Efesios 4, 27 y cap 5
Efesios 5, 8.9
Filipenses 2, 1-4
Colosenses 4, 2-6
1 Corintios 4, 11-13
1 Tesalonisenses 5, 12-15
Romanos 15, 1-6
Hechos 6, 41-42
Marcos 3, 31-35
Mateo 10, 19-20
Gálatas 6,8-9.

Hermanos, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, les pido que tengan los mismos sentimientos; y que no haya entre ustedes divisiones sino que se unan en espíritu y pensamiento. Por lo cual, abandonen la mentira. Cada uno hable la verdad a su prójimo.
Somos miembros los unos de los otros.
Monten en cólera, pero no pequen. Que el sol no se ponga sobre su enojo… No salga de su boca ninguna palabra de odio, sino hablen lo bueno, lo útil y lo constructivo, para que produzca alegría en los que oyen.
No provoquen al Espíritu Santo de Dios. Con Él han sido marcados como un sello para el día de la redención.
Toda aspereza, enemistad, gritería e insulto desaparezcan de entre ustedes; en una palabra, todo género de maldad.
Sean por el contrario, unos con otros bondadosos, compasivos, dispuestos al mutuo perdón en Cristo.
Sean imitadores de Dios, como hijos suyos queridos que son. Él se entregó por ustedes… cualquier clase de impureza o codicia ni siquiera se nombre entre ustedes como corresponde al pueblo de Dios.
Sobresalga la acción de gracias…tu vida de antes era tiniebla, pero ahora es luz, porque está vinculada al Señor. Vivan como hijos de la luz. Esto quiere decir que de la luz deriva toda clase de bondad, de justicia y de verdad.
Si todavía sirve para algo el estímulo cristiano, el aliento del amor, la comunidad en el mismo Espíritu, la misericordia entrañable, entonces colmen mi alegría y busquen el mismo sentir. Tengan el mismo pensamiento y el mismo amor. Sean un corazón y una sola alma. No hagan nada por rivalidad ni por vanagloria, sino más bien por humildad. Que cada uno tenga al otro por superior y no busque lo suyo sino lo de los demás.
Perseveren en la oración. Su palabra sea siempre amable, bien sazonada, sabiendo cómo tienen que dirigirse a cada uno en particular.
Cada uno de ustedes procure vivir de modo que agrade a su prójimo, haciendo por él en forma constructiva. Tampoco Cristo se dedicó a vivir como a él le agradaba. De todo lo que está escrito en la Palabra debemos de aprender. Pues los numerosos ejemplos de perseverancia que trae la Palabra, tienden a darnos ánimos para no renunciar a la esperanza.
Cuando les pidan responsabilidades, no tengan preocupaciones con qué han de responder. Dios les inspirará en cada momento lo que tengan que decir. No serán ustedes entonces los que hablen, sino el Espíritu del Padre quien hablará por ustedes. Lo que el hombre siembre eso cosechará. El que siembra a base de sus propias capacidades cosechará corrupción, porque no hace más que pensar en sí mismo. Pero el que se comporta como quiere el Espíritu de Dios, cosechará el Espíritu de vida eterna. No nos cansemos de hacer el bien: a su tiempo cosecharemos, si no desmayamos.

PCR.

lunes, 7 de septiembre de 2009

Instrumentos del Señor

Muchas veces cantamos alabanzas y cantos al Señor, pero no sabemos quienes fueron los instrumentos que se dispusieron para evangelizar a traves de la música y el canto.
Si tu tienes un don, ponlo al servicio del Señor, o de lo contrario Él te pedirá cuentas, por no haber ayudado a extender el Reino de Dios con el don que te dió desde antes de nacer.

Estos son los nombres de algunos de los cantos inspirados por el Espíritu Santo, con su respectivo autor:

¿DE QUE COLOR ES LA PIEL DE DIOS? Germán Freytes, Venezolano.

EL QUE ESTA LLENO DEL ESPIRITU DE DIOS. Estela Valvuena, Bogotana.

jueves, 3 de septiembre de 2009

Mensaje

PARA LAS COMUNIDADES.

Agosto 16 de 2009.

Hermanos de las comunidades en Cristo:
Queriendo compartir con ustedes un mensaje de aliento y de fraternidad en el nombre del Señor Jesús, he querido con todas las fuerzas de mi corazón exhortarlos para, que a cada momento que pasa se dejen tocar por la fuerza del Amor proveniente de Dios; pues ustedes, miembros de las comunidades de Renovación deben ser considerados hombres y mujeres de Dios, por eso, vivan en continua e íntima unión con Dios, para aprender de él el celo por el Reino de Dios, del cual ustedes ya hacen parte. Por eso, ustedes deben ser personas de oración profunda y generosa donación a los demás; personas de silencio y de intensa actividad por extender ese Reino de Amor, Justicia y Paz.

Por eso, busquen las cosas de Cristo, las cosas sobrenaturales, las cosas del cielo y no las propias.
Ustedes se encuentran en medio de Dios y de los hombres. Dios que les llama, desea moldearles su corazón, trasmitirles su plan salvífico y enviarles a los otros a transmitir su mensaje de Amor. Sus familias, vecinos y sociedad en general esperan verlos, no como gente del común, sino como mensajeros de Dios, que viven como auténticos hijos en el Hijo, que es Cristo.

Profundicen en la vida del Espíritu y no se conformen viviendo en la superficie del alma, pues así se vive también en la superficie de las cosas, porque el hombre que no sabe penetrar en el fondo de su alma, tampoco sabe penetrar las profundidades de las cosas. Se ocupa sólo en lo exterior y sólo da importancia a las pequeñeces. Así, en los deberes y en las obligaciones, pone su cuidado en la letra más que en el espíritu.

Hijitos míos, si me permiten llamarles así, deseo de todo corazón que la obra que Dios ha iniciado en ustedes llegue a su plena perfección en Cristo, por eso, anímense unos a otros con toda la fuerza del Espíritu santo, para que el mundo crea que él es quien les ha llamado a una vida nueva conforme a su voluntad.

Con amor fraterno en Cristo,

PAULO CÉSAR

domingo, 16 de agosto de 2009

El amor no debe ser una farsa (Romanos 12, 9)

Sabemos que “nadie puede amar a Dios a quien no ve y odiar a su hermano a quien ve” (1 Jn 4, 20; Mc 12, 28-33; Col 3, 14)
El amor a los hermanos es el punto que manifiesta la vida de la propia fe; si amas a tu hermano tu fe está viva; si no lo amas, tu fe ha muerto.
El amor del que nos habla la Palabra no es un amor o amistad puramente humana. Por una parte debido a su modelo: Cristo y por otra, por su origen y sobre todo porque es la obra de Dios en nosotros.
Este amor es un regalo de Dios y existe en nosotros por el hecho de que Dios nos toma por hijos (1 Jn 4,7) y vuelve a Dios, pues amando a nuestros hermanos, amamos al mismo Señor (Mt 25, 40), pues todos juntos formamos el cuerpo de Cristo (Rom. 12, 5-10; 1 Cor 12, 12-27).
Por ello, para la Comunidad Cristiana el amor a los hermanos y a todos los hombres, es como el amor de Dios que dio gratuitamente a su Hijo por la liberación de todos los hombres. Así debemos y queremos amar a los hermanos sin atenderá las barreras sociales o raciales, sin despreciar a nadie (Lc 14, 13), amando incluso a nuestros enemigos (Mt 5, 43-47) siendo los primeros en ir a buscar a los hermanos que nos han podido ofender (Mt 5, 23-26), renunciando a nosotros mismos y también que amando como Jesús, vivimos ya una nueva realidad (1 Cor 13, 8-13).
Este amor nos lleva a la comunión, que será reflejo de la comunión que existe entre el Padre y el Hijo en el Espíritu Santo; comunión que se extiende a nosotros y nos invita a vivir a su imagen en una intensa comunión con Dios y con nuestros hermanos.
Este amor nos lleva a tomar conciencia de que nuestras vidas están unidas unas a otras en una confianza que crece día tras día a pesar de las diferencias, en bondad y unidas por los mismos sentimientos. Lo que nos une, por tanto, es el amor a Dios y a los hermanos, por ello los lazos que existen entre nosotros no deben construirse por afinidades humanas, sino por la aspiración que todos tenemos de vivir lo que el Señor expresó: “Ámense unos a otros como yo los he amado” (Jn 13, 34s).
Para vivir este amor en plenitud, queremos apartar de nuestras vidas cualquier cosa que pueda ofender a nuestros hermanos, por ejemplo: los disgustos, los arrebatos, los enojos, los gritos, las ofensas, las palabras vergonzosas, los disparates y tonterías (Ef 4, 1-31).
Por otra parte, no crecernos poseedores de la verdad absoluta, antes bien, desear dialogar y abrirnos a todos los hermanos para buscar juntos la paz, escuchando a los demás y pudiendo decirles también, con suficiente amor, todo lo que les ayude a perfeccionarse.
Sin embargo, sabemos que nuestro convivir de cada día puede traer consigo incomprensiones mutuas y pequeñas diferencias que pudieran separarnos, pero debemos correr el riesgo de enfrentarnos a nuestras propias vidas superando diariamente nuestras debilidades personales, perdonándonos mutuamente y buscando nuevamente el Camino, la Verdad y la Vida (Jn 14, 6).

domingo, 3 de mayo de 2009

Video del programa de tv

Video presentación del programa de la comunidad CONOCIENDO Y VIVIENDO LA VERDAD DE JESUS.

Actualmente se emite por el canal regional CANAL DE OCCIDENTE, Colombia.

miércoles, 11 de febrero de 2009

La renovación en Facebook




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Comunidades de Renovación Cristiana Católica en el Espíritu Santo:
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Comunidades

Algunas de las Comunidades actuales:

Facatativá.
Mancilla.
Madrid: Escallón, Serrezuela y San Francisco, Punto Madrid, Los Árboles, San José, La Magnolia, Los Cerezos, Matrimonios.
El Rosal.
Namay.
Guayacundo.
Bogotá: Fontibón, Niza, Bello Horizonte.
Funza.
Prados de San Andrés.
Planadas.
Mosquera: El Trébol, El Diamante.
Santa Inés.
Santa Marta.
Cartagenita.
La Magdalena.
Cachipay.
Rincón de Faca.
La Arboleda.
Manablanca.



Dice El Señor Jesús:

"Les doy este mandamiento nuevo: Que se amen los unos a los otros. Así como yo los amo a ustedes, así deben amarse ustedes los unos a los otros. Si se aman los unos a los otros, todo el mundo se dará cuenta de que son discípulos míos."
San Juan, 13, 34-35.