Cuando no tenemos fe, Jesús no hace milagros en nuestra vida: Lucas 4, 24 a 27.
Nos falta FE. Fe sin apegos, fe plena.
Quien critica y viene a la comunidad le falta fe.
Si creemos en Jesús no habrán cáncer, ni borracheras, ni mujeriegos en nuestra casa.
Dios Padre nos llama a CREER en su Hijo, en su PODER de Amor.
El que no cree en Jesús, no sabe quién es Dios.
La fe en Jesús es sobrenatural. Viene de Dios Padre: Nadie viene a mí si mi Padre no lo envía.
La fe en Jesús es la que hace que la persona sea madura.
Jesús cargó en la cruz con todos mis sufrimientos, mis enfermedades, para que ya no los tenga. Cargó con todas los sufrimientos de la humanidad, cánceres, problemas en el trabajo, debilidades de mujeriegos, para matar todo aquello que nos hace sufrir. Lo carga en la cruz. En la cruz lo destruye para que no tengamos nada de eso.
Creer en Jesús es entregarme a Él, enamorarme de Él, entusiasmarme por Él, y vivir para que Él me llene de amor.
sábado, 24 de julio de 2010
viernes, 16 de julio de 2010
LOS SACRAMENTOS
Los sacramentos son signos de la presencia de Jesucristo vivo actuando en mi vida.
Los 4 medios para santificarnos son:
1. La Palabra de Dios.
2. La oración, respondiendo a la Palabra, como la oración de María.
3. LOS SACRAMENTOS.
4. La vida en comunidad.
Los sacramentos son para llevar una vida distinta a los del mundo, una vida santa.
Los sacramentos son para santificarnos, para llevar una vida de amor y vivir en la familia divina.
Por eso, se reciben en comunidad, en la Eucaristía.
Es muy importante recibirlos con FE en JESUCRISTO.
La vida sacramental no es una vida de apariencia, de aparentar ser religioso, sino que es una nueva vida interior que se refleja en el exterior.
Colosenses 1, 15 a 17: Dios invisible se hace visible en el amor, a través de Cristo. El Espíritu Santo es invisible. Es el mismo Amor, que se hace visible cuando yo amo como Dios me ama.
Los sacramentos existen porque como a Cristo no se le ve, actúa a traves de signos despues de morir y resucitar.
El cuerpo de Jesus antes de morir era un signo sacramental que significa que Dios nos quiere transmitir su amor.
Al morir y resucitar Jesús son necesarios los sacramentos.
Se deben renovar contínuamente, con fe en Jesucristo, fe en su poder de amor.
Los 4 medios para santificarnos son:
1. La Palabra de Dios.
2. La oración, respondiendo a la Palabra, como la oración de María.
3. LOS SACRAMENTOS.
4. La vida en comunidad.
Los sacramentos son para llevar una vida distinta a los del mundo, una vida santa.
Los sacramentos son para santificarnos, para llevar una vida de amor y vivir en la familia divina.
Por eso, se reciben en comunidad, en la Eucaristía.
Es muy importante recibirlos con FE en JESUCRISTO.
La vida sacramental no es una vida de apariencia, de aparentar ser religioso, sino que es una nueva vida interior que se refleja en el exterior.
Colosenses 1, 15 a 17: Dios invisible se hace visible en el amor, a través de Cristo. El Espíritu Santo es invisible. Es el mismo Amor, que se hace visible cuando yo amo como Dios me ama.
Los sacramentos existen porque como a Cristo no se le ve, actúa a traves de signos despues de morir y resucitar.
El cuerpo de Jesus antes de morir era un signo sacramental que significa que Dios nos quiere transmitir su amor.
Al morir y resucitar Jesús son necesarios los sacramentos.
Se deben renovar contínuamente, con fe en Jesucristo, fe en su poder de amor.
BAUTISMO
Sacramento de iniciación cristiana.
Es morir al pecado con Cristo y resucitar con Cristo.
Es nacer de arriba, para tener una nueva vida. Hay que nacer de Dios, para tener la vida de Dios. Juan 3.
Es entrar en la familia de Dios por medio de la fe en Jesús.
Con el bautismo, somos HIJOS DE DIOS PEQUEÑOS.
Somos consagrados como sacerdotes, profetas y reyes.
El bautismo es para sanar el corazón de heridas y nacer de nuevo.
Cuando nacemos de nuevo, vivimos en comunidad.
Es morir al pecado con Cristo y resucitar con Cristo.
Es nacer de arriba, para tener una nueva vida. Hay que nacer de Dios, para tener la vida de Dios. Juan 3.
Es entrar en la familia de Dios por medio de la fe en Jesús.
Con el bautismo, somos HIJOS DE DIOS PEQUEÑOS.
Somos consagrados como sacerdotes, profetas y reyes.
El bautismo es para sanar el corazón de heridas y nacer de nuevo.
Cuando nacemos de nuevo, vivimos en comunidad.
COMUNIÓN = EUCARISTÍA
Sacramento de iniciación cristiana.
Es alimentarse de la vida del Espíritu Santo, de la vida verdadera, de la vida de Amor.
Se recibe para entrar en la comunidad y compartir con los hermanos la comida del Señor.
En la Eucaristía me alimento con la Palabra de Dios y con el cuerpo y la sangre de Cristo, y por ellos recibo el Espíritu de Cristo resucitado.
La comunión es para personas maduras en el amor.
La Eucaristía es para los que ya son mayores en la mesa del Señor.
Es alimento para el alma. Es necesario preocuparnos por alimentar el alma, y no preocuparse por el cuerpo. No trabajar por la comida que se acaba, sino por la que da el Espíritu.
La comunión es empezar a vivir en comunidad.
Es alimentarse de la vida del Espíritu Santo, de la vida verdadera, de la vida de Amor.
Se recibe para entrar en la comunidad y compartir con los hermanos la comida del Señor.
En la Eucaristía me alimento con la Palabra de Dios y con el cuerpo y la sangre de Cristo, y por ellos recibo el Espíritu de Cristo resucitado.
La comunión es para personas maduras en el amor.
La Eucaristía es para los que ya son mayores en la mesa del Señor.
Es alimento para el alma. Es necesario preocuparnos por alimentar el alma, y no preocuparse por el cuerpo. No trabajar por la comida que se acaba, sino por la que da el Espíritu.
La comunión es empezar a vivir en comunidad.
CONFIRMACIÓN
Sacramento de iniciación cristiana.
La confirmación no se recibe "para poderme casar".
Es llenarse de la vida de Cristo, de la vida de DIOS.
Nos hace HIJOS DE DIOS GRANDES.
Somos sellados con el Espíritu Santo.
La confirmación no se recibe "para poderme casar".
Es llenarse de la vida de Cristo, de la vida de DIOS.
Nos hace HIJOS DE DIOS GRANDES.
Somos sellados con el Espíritu Santo.
CONFESIÓN
Sacramento de curación.
Es desocupar el corazón y ya no cargar con esos pecados.
Es para arreglar y reparar lo que hemos dañado.
Es necesario ser humilde y sincero para recibirlo, no quedarnos con los pecados graves y que nos atormentan en el interior.
Son pecados graves los de omisión: cuando me he negado a amar, cuando me he negado a hacer el bien y a servir.
Es desocupar el corazón y ya no cargar con esos pecados.
Es para arreglar y reparar lo que hemos dañado.
Es necesario ser humilde y sincero para recibirlo, no quedarnos con los pecados graves y que nos atormentan en el interior.
Son pecados graves los de omisión: cuando me he negado a amar, cuando me he negado a hacer el bien y a servir.
MATRIMONIO
Es un sacramento de servicio.
Se recibe en comunidad.
El matrimonio es sacramento solo para los católicos.
El signo sacramental de Jesús en el matrimonio es el AMOR de corazón a corazón.
Jesús está entre los esposos y quiere llenarlos de amor.
Si no hay amor, no hay sacramento.
Matrimonio es una unión de amor (del amor de Dios, que bendice esa unión) entre un hombre y una mujer. Matrimonio es una vida, no una ceremonia, no un día.
El Señor lleva a los esposos a orar en pareja: los dos de acuerdo, oran, y el Señor los alimenta con su Espíritu y les da su amor y fortalece el amor matrimonial. Los matrimonios que no oran juntos, no pueden amarsen, porque no creen en Jesús.
Quien une no son los esposos (solo en la carne). El que une es Dios por medio de Jesús.
Es necesario pedir en oración que el Señor fortalezca el amor.
Casarse es meterse el uno dentro el otro. El esposo se mete hasta adentro del corazón de la esposa y la esposa se mete en el corazón del esposo, cada vez se aman más y más, no hay nadie que rompa ese amor, y no se piensa en le divorcio o la separación. El amor ha unido tanto (Dios los ha unido), que no se rompe esa unión.
El matrimonio empieza a construirse el dia en que se prometen mutuo amor y este compromiso se cumple. Empieza el hombre y responde la mujer. Los dos como una sola persona se unen con este amor.
El verdadero amor viene de Dios. El hombre y la mujer separados de Dios no pueden amarse.
El autor del matrimonio es Dios. Al no creer en Jesús, no hay amor, no hay matrimonio, rige la ley del más fuerte y no rige la ley del amor. No hay amor donde no hay fe en Jesucristo.
Cristo viene a RESTAURAR el verdadero matrimonio.
Antes de Cristo el hombre dominaba sobre la mujer, por eso había divorcio.
En el falso matrimonio, solo el hombre se casa y rechaza a su mujer. No la respeta y ella se siente menos. Uno domina al otro.
Dios une con su Espíritu de amor. Para esto, deben bautizarse el hombre y la mujer con ese espíritu. Al estar bautizados, hay capacidad para amar, son MADUROS en el amor.
Si están unidos solo por lo físico, solo por el sexo, no hay amor, solo hay instinto y placer. Esto se acaba.
El espíritu del amor es el que une a los esposos cristianos. Nosotros no unimos los corazones. El que une es el Espíritu de Jesús.
La unión libre o concubinato NO es matrimonio, es atracción física y falta de compromiso, el compromiso de AMARSEN.
Con el amor de Dios se domina el sexo, no hay abuso y se respeta al otro. El hombre respeta a la mujer y la mujer al hombre.
Se recibe en comunidad.
El matrimonio es sacramento solo para los católicos.
El signo sacramental de Jesús en el matrimonio es el AMOR de corazón a corazón.
Jesús está entre los esposos y quiere llenarlos de amor.
Si no hay amor, no hay sacramento.
Matrimonio es una unión de amor (del amor de Dios, que bendice esa unión) entre un hombre y una mujer. Matrimonio es una vida, no una ceremonia, no un día.
El Señor lleva a los esposos a orar en pareja: los dos de acuerdo, oran, y el Señor los alimenta con su Espíritu y les da su amor y fortalece el amor matrimonial. Los matrimonios que no oran juntos, no pueden amarsen, porque no creen en Jesús.
Quien une no son los esposos (solo en la carne). El que une es Dios por medio de Jesús.
Es necesario pedir en oración que el Señor fortalezca el amor.
Casarse es meterse el uno dentro el otro. El esposo se mete hasta adentro del corazón de la esposa y la esposa se mete en el corazón del esposo, cada vez se aman más y más, no hay nadie que rompa ese amor, y no se piensa en le divorcio o la separación. El amor ha unido tanto (Dios los ha unido), que no se rompe esa unión.
El matrimonio empieza a construirse el dia en que se prometen mutuo amor y este compromiso se cumple. Empieza el hombre y responde la mujer. Los dos como una sola persona se unen con este amor.
El verdadero amor viene de Dios. El hombre y la mujer separados de Dios no pueden amarse.
El autor del matrimonio es Dios. Al no creer en Jesús, no hay amor, no hay matrimonio, rige la ley del más fuerte y no rige la ley del amor. No hay amor donde no hay fe en Jesucristo.
Cristo viene a RESTAURAR el verdadero matrimonio.
Antes de Cristo el hombre dominaba sobre la mujer, por eso había divorcio.
En el falso matrimonio, solo el hombre se casa y rechaza a su mujer. No la respeta y ella se siente menos. Uno domina al otro.
Dios une con su Espíritu de amor. Para esto, deben bautizarse el hombre y la mujer con ese espíritu. Al estar bautizados, hay capacidad para amar, son MADUROS en el amor.
Si están unidos solo por lo físico, solo por el sexo, no hay amor, solo hay instinto y placer. Esto se acaba.
El espíritu del amor es el que une a los esposos cristianos. Nosotros no unimos los corazones. El que une es el Espíritu de Jesús.
La unión libre o concubinato NO es matrimonio, es atracción física y falta de compromiso, el compromiso de AMARSEN.
Con el amor de Dios se domina el sexo, no hay abuso y se respeta al otro. El hombre respeta a la mujer y la mujer al hombre.
domingo, 4 de julio de 2010
No pre-ocuparnos. Ocuparnos.
Mensaje recibido en la comunidad de matrimonios.
Reflexionemos el canto.
Falta vivir el amor.
Mira: lo que interesa es el testimonio. No a futuro ni a pasado. A presente: "he dejado entrar la Palabra y me siento mejor."
Pídele al Señor que te llene de amor, es así como vivirás mejor.
Si la Palabra entra en mí, desaparecen los problemas.
Te perdono y te amo en el nombre de Jesús.
Esta semana en el negocio solo atendí a la gente, lo único que me importó fue hacerlo con amor, no me preocupé de ganar más. Lo hago, pero no me preocupo.
Tiene que ser más profundo: háblale al Señor con sinceridad.
Si tengo enfermedad, no preocuparme de eso sino de dejarme amar del Señor.
No preocuparme de hijo rebelde. No echarle en cara las cosas. Amarlo.
Cuando uno se preocupa, se deja engañar del demonio, o se deja llevar del dios dinero.
Ser realista.
En "el mundo" actual, nadie toma en serio el amor de Dios, y hay solo problemas y quejas.
Reflexionar: si mi hijo está en la droga, es culpa mía porque no le dí el amor. Lo alcagüetié, por no aceptar a Jesús.
El que no acepta a Jesús, no puede amar, es un mentiroso.
Si tengo un problema decir: yo tengo la culpa y voy a hacer caso de la Palabra. Voy a llenarme de amor, y arreglo el problema.
Dios no nos quiere con problemas. Él nos quiere felices ahora y eternamente, porque Dios ama. Ahora. Tenemos problemas porque somos pecadores.
Tenemos espíritu, alma y cuerpo.
El espíritu es la gasolina. Es la vida. Lo que hace mover el alma.
El alma es el centro. El motor. Ahí está el problema.
El cuerpo es el chasís. Sufre las consecuencias.
Alma = corazón.
El alma o se llena del mundo o del Espíritu.
Se llena de problemas, amarguras, tristezas, o fracasos, por no alimentarla con el Amor de Dios a través de La Palabra de Dios, la oración, respondiendo a la Palabra, los sacramentos con fe en Jesús y la vida en comunidad. El alma también se llena de vacíos cuando nos dejamos guiar de cuerpo y no del Espíritu.
Por eso no amamos. Por mirar hacia el mundo.
Mirar hacia Dios. Dios es el que nos ama.
La esclavitud nos envejece. No trabajar por la comida que se acaba.
El mundo sabe a amargura.
Leer Santiago, capítulo 5. Les falta el amor a ricos ya pobres. Muchos pobres quieren ser ricos, pues nunca se sintieron amados. La felicidad del amor hace que me desprenda.
El amor por el dinero me hace acumular más y más.
Al morir, el cuerpo queda en el sepulcro. El alma sale, pero si se deseaba dinero y placeres (falsa felicidad), esa alma es eternamente desgraciada.
Hay que dejar las preocupaciones, despreocuparse sin abandonar.
Decidirnos por la verdadera felicidad.
Jeremías 17, 5 a 10.
Le damos mucha importancia a los acontecimientos. Al contar los problemas y no contar con Jesús, nos llenamos de amargura.
Dejar entrar el amor para resolver el problema con los hijos. No cantaletearlos. Abrazarlos, darles besos y bendecirlos. Lo mismo con el esposo.
Mirar y reflexionar la carta del apóstol Santiago, capítulos 3 y 4.
No enseñar a la fuerza.
Hace mucho daño la lengua.
Deben salir de mi boca bendiciones y palabras positivas. Reconocer mis pecados, juzgarme a mí mismo. Reconocer que yo tuve la culpa, porque soy pecador y no día amor. No es culpa de Dios porque Él lo hace todo bien.
No regañar, no quejarse. Reconocer que falta el amor de Dios.
El que no tiene amor tiene una viga por no entregarse a Jesús.
La gente entiende: Ley = mano dura.
No rechazar el amor de Dios.
Reconocer el error y entregarme a Jesús. Él es todo amor, Él me ama.
Cuando me siento amado puedo amar y personar.
Antes no cococíamos el amor.
Hay pecados de comisión y de omisión. Pecado de omisión es no amar. Es un pecado grave.
Creíamos que amábamos.
Reflexionemos el canto.
Falta vivir el amor.
Mira: lo que interesa es el testimonio. No a futuro ni a pasado. A presente: "he dejado entrar la Palabra y me siento mejor."
Pídele al Señor que te llene de amor, es así como vivirás mejor.
Si la Palabra entra en mí, desaparecen los problemas.
Te perdono y te amo en el nombre de Jesús.
Esta semana en el negocio solo atendí a la gente, lo único que me importó fue hacerlo con amor, no me preocupé de ganar más. Lo hago, pero no me preocupo.
Tiene que ser más profundo: háblale al Señor con sinceridad.
Si tengo enfermedad, no preocuparme de eso sino de dejarme amar del Señor.
No preocuparme de hijo rebelde. No echarle en cara las cosas. Amarlo.
Cuando uno se preocupa, se deja engañar del demonio, o se deja llevar del dios dinero.
Ser realista.
En "el mundo" actual, nadie toma en serio el amor de Dios, y hay solo problemas y quejas.
Reflexionar: si mi hijo está en la droga, es culpa mía porque no le dí el amor. Lo alcagüetié, por no aceptar a Jesús.
El que no acepta a Jesús, no puede amar, es un mentiroso.
Si tengo un problema decir: yo tengo la culpa y voy a hacer caso de la Palabra. Voy a llenarme de amor, y arreglo el problema.
Dios no nos quiere con problemas. Él nos quiere felices ahora y eternamente, porque Dios ama. Ahora. Tenemos problemas porque somos pecadores.
Tenemos espíritu, alma y cuerpo.
El espíritu es la gasolina. Es la vida. Lo que hace mover el alma.
El alma es el centro. El motor. Ahí está el problema.
El cuerpo es el chasís. Sufre las consecuencias.
Alma = corazón.
El alma o se llena del mundo o del Espíritu.
Se llena de problemas, amarguras, tristezas, o fracasos, por no alimentarla con el Amor de Dios a través de La Palabra de Dios, la oración, respondiendo a la Palabra, los sacramentos con fe en Jesús y la vida en comunidad. El alma también se llena de vacíos cuando nos dejamos guiar de cuerpo y no del Espíritu.
Por eso no amamos. Por mirar hacia el mundo.
Mirar hacia Dios. Dios es el que nos ama.
La esclavitud nos envejece. No trabajar por la comida que se acaba.
El mundo sabe a amargura.
Leer Santiago, capítulo 5. Les falta el amor a ricos ya pobres. Muchos pobres quieren ser ricos, pues nunca se sintieron amados. La felicidad del amor hace que me desprenda.
El amor por el dinero me hace acumular más y más.
Al morir, el cuerpo queda en el sepulcro. El alma sale, pero si se deseaba dinero y placeres (falsa felicidad), esa alma es eternamente desgraciada.
Hay que dejar las preocupaciones, despreocuparse sin abandonar.
Decidirnos por la verdadera felicidad.
Jeremías 17, 5 a 10.
Le damos mucha importancia a los acontecimientos. Al contar los problemas y no contar con Jesús, nos llenamos de amargura.
Dejar entrar el amor para resolver el problema con los hijos. No cantaletearlos. Abrazarlos, darles besos y bendecirlos. Lo mismo con el esposo.
Mirar y reflexionar la carta del apóstol Santiago, capítulos 3 y 4.
No enseñar a la fuerza.
Hace mucho daño la lengua.
Deben salir de mi boca bendiciones y palabras positivas. Reconocer mis pecados, juzgarme a mí mismo. Reconocer que yo tuve la culpa, porque soy pecador y no día amor. No es culpa de Dios porque Él lo hace todo bien.
No regañar, no quejarse. Reconocer que falta el amor de Dios.
El que no tiene amor tiene una viga por no entregarse a Jesús.
La gente entiende: Ley = mano dura.
No rechazar el amor de Dios.
Reconocer el error y entregarme a Jesús. Él es todo amor, Él me ama.
Cuando me siento amado puedo amar y personar.
Antes no cococíamos el amor.
Hay pecados de comisión y de omisión. Pecado de omisión es no amar. Es un pecado grave.
Creíamos que amábamos.
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