Sacramento de curación.
Es desocupar el corazón y ya no cargar con esos pecados.
Es para arreglar y reparar lo que hemos dañado.
Es necesario ser humilde y sincero para recibirlo, no quedarnos con los pecados graves y que nos atormentan en el interior.
Son pecados graves los de omisión: cuando me he negado a amar, cuando me he negado a hacer el bien y a servir.