domingo, 4 de julio de 2010

No pre-ocuparnos. Ocuparnos.

Mensaje recibido en la comunidad de matrimonios.

Reflexionemos el canto.
Falta vivir el amor.

Mira: lo que interesa es el testimonio. No a futuro ni a pasado. A presente: "he dejado entrar la Palabra y me siento mejor."
Pídele al Señor que te llene de amor, es así como vivirás mejor.
Si la Palabra entra en mí, desaparecen los problemas.
Te perdono y te amo en el nombre de Jesús.
Esta semana en el negocio solo atendí a la gente, lo único que me importó fue hacerlo con amor, no me preocupé de ganar más. Lo hago, pero no me preocupo.
Tiene que ser más profundo: háblale al Señor con sinceridad.
Si tengo enfermedad, no preocuparme de eso sino de dejarme amar del Señor.
No preocuparme de hijo rebelde. No echarle en cara las cosas. Amarlo.
Cuando uno se preocupa, se deja engañar del demonio, o se deja llevar del dios dinero.
Ser realista.
En "el mundo" actual, nadie toma en serio el amor de Dios, y hay solo problemas y quejas.
Reflexionar: si mi hijo está en la droga, es culpa mía porque no le dí el amor. Lo alcagüetié, por no aceptar a Jesús.
El que no acepta a Jesús, no puede amar, es un mentiroso.
Si tengo un problema decir: yo tengo la culpa y voy a hacer caso de la Palabra. Voy a llenarme de amor, y arreglo el problema.
Dios no nos quiere con problemas. Él nos quiere felices ahora y eternamente, porque Dios ama. Ahora. Tenemos problemas porque somos pecadores.
Tenemos espíritu, alma y cuerpo.
El espíritu es la gasolina. Es la vida. Lo que hace mover el alma.
El alma es el centro. El motor. Ahí está el problema.
El cuerpo es el chasís. Sufre las consecuencias.
Alma = corazón.
El alma o se llena del mundo o del Espíritu.
Se llena de problemas, amarguras, tristezas, o fracasos, por no alimentarla con el Amor de Dios a través de La Palabra de Dios, la oración, respondiendo a la Palabra, los sacramentos con fe en Jesús y la vida en comunidad. El alma también se llena de vacíos cuando nos dejamos guiar de cuerpo y no del Espíritu.
Por eso no amamos. Por mirar hacia el mundo.
Mirar hacia Dios. Dios es el que nos ama.
La esclavitud nos envejece. No trabajar por la comida que se acaba.
El mundo sabe a amargura.
Leer Santiago, capítulo 5. Les falta el amor a ricos ya pobres. Muchos pobres quieren ser ricos, pues nunca se sintieron amados. La felicidad del amor hace que me desprenda.
El amor por el dinero me hace acumular más y más.
Al morir, el cuerpo queda en el sepulcro. El alma sale, pero si se deseaba dinero y placeres (falsa felicidad), esa alma es eternamente desgraciada.
Hay que dejar las preocupaciones, despreocuparse sin abandonar.
Decidirnos por la verdadera felicidad.
Jeremías 17, 5 a 10.
Le damos mucha importancia a los acontecimientos. Al contar los problemas y no contar con Jesús, nos llenamos de amargura.
Dejar entrar el amor para resolver el problema con los hijos. No cantaletearlos. Abrazarlos, darles besos y bendecirlos. Lo mismo con el esposo.
Mirar y reflexionar la carta del apóstol Santiago, capítulos 3 y 4.
No enseñar a la fuerza.
Hace mucho daño la lengua.
Deben salir de mi boca bendiciones y palabras positivas. Reconocer mis pecados, juzgarme a mí mismo. Reconocer que yo tuve la culpa, porque soy pecador y no día amor. No es culpa de Dios porque Él lo hace todo bien.
No regañar, no quejarse. Reconocer que falta el amor de Dios.
El que no tiene amor tiene una viga por no entregarse a Jesús.
La gente entiende: Ley = mano dura.
No rechazar el amor de Dios.
Reconocer el error y entregarme a Jesús. Él es todo amor, Él me ama.
Cuando me siento amado puedo amar y personar.
Antes no cococíamos el amor.
Hay pecados de comisión y de omisión. Pecado de omisión es no amar. Es un pecado grave.
Creíamos que amábamos.