Jesús era un profeta como Moisés y aún más grande que él, había sido anunciado por los profetas, era también un campeón como Josué; un sacerdote como Aarón pero era mayor que él; un rey como David y Salomón.
Las profecías tan aparentemente contradictorias, que uno pensaría que no se podrían conciliar nunca en un solo hombre. Como estas: "Todos los reyes se postrarán delante de él; todas las naciones le servirán;" y sin embargo, es "Despreciado y desechado entre los hombres." Debe comenzar por mostrar a un hombre nacido de una madre virgen: "He aquí que la virgen concebirá, y dará a luz un hijo." Debe ser un hombre sin mancha ni arruga, y sin embargo alguien en quien el Señor concentra las iniquidades de todos nosotros. Debe ser alguien glorioso, un Hijo de David, y sin embargo, debe ser una raíz de tierra seca.
Frente a todas esas profecías y misterios los profetas se preguntaban ¿quién es esa persona que cumple todos los tipos del A.T.?
Y de repente Cristo grita “consumado es”, Él es quien cumple todo allí en el madero.
En Él vemos cumplido todo lo que Dios habló desde el principio por medio de los profetas; en Él descubrimos que todo ha sido consumado con plenitud, todo aquello que Dios había establecido para nosotros en la sombría niebla del humo sacrificial. "Consumado es," todo está compendiado en Él.