miércoles, 1 de febrero de 2012

3. Consumado es:

Jesús había destruido totalmente el poder de Satanás, del pecado, y de la muerte. El campeón se ha alistado para combatir por la redención de nuestra alma, contra todos los enemigos. Él se enfrentó al pecado. Horrible, terrible, el Pecado lo clavó en la cruz; pero en esa acción, Cristo también clavó al Pecado en la cruz. Allí estuvieron los dos clavados juntos: el Pecado y el destructor del Pecado.

"Consumado es," había derrotado al Pecado y a Satanás; igualmente había vencido a la Muerte. En ese instante Cristo liberó a algunos de sus prisioneros; pues muchos de los santos se levantaron y fueron vistos por muchas personas: entonces le dijo: "Muerte, te arrebato tus llaves; debes vivir todavía un poco de tiempo más, para ser el guarda de esas camas en las que dormirán mis santos, pero dame tus llaves." Y ¡he aquí!, el Salvador tiene hoy las llaves de la muerte que cuelgan de Su cinturón, y espera la hora que vendrá de la que nadie sabe nada, cuando la trompeta del arcángel sonará como las trompetas de plata del Jubileo, y entonces Él dirá: "Suelta mis cautivos." En ese momento las tumbas serán abiertas en virtud de la muerte de Cristo, y los cuerpos de los santos vivirán otra vez en una eternidad de gloria.